El cáncer de mama metastásico es, por ahora, una enfermedad incurable… pero esto no significa que no existan tratamientos que mejoren y alarguen la vida de los pacientes. La investigación busca nuevos conocimientos, pruebas, medicamentos y procedimientos con ese objetivo y uno de los caminos para encontrarlos es la puesta en marcha de ensayos clínicos. La importancia de esta herramienta y la ayuda que brinda a los pacientes - tanto a quienes forman parte de ellos como a los que no y a los futuros enfermos - hace necesario conocerlos. Por ello, hoy te damos unas claves sobre qué son estos estudios, quién puede participar en ellos y cómo puedes llegar a encontrar uno que pueda interesarte.
¿Qué es un ensayo clínico?
Un ensayo o estudio clínico es una investigación diseñada por profesionales sanitarios para saber cómo reaccionan los pacientes de una enfermedad ante fármacos, distintas formas de tratamiento o una combinación de ellos, tanto nuevos como ya aprobados. De esta forma, se puede conocer qué efectos secundarios tienen, qué impacto tienen sobre el desarrollo de la enfermedad, su eficacia frente a otros tratamientos ya existentes… Y más objetivos que dependen del diseño del ensayo y de los investigadores que lo llevan a cabo.
Aunque sea relativamente sencillo definirlos, lo cierto es que los estudios clínicos son procesos muy complejos. Algunos de ellos, como aquellos centrados en distintos tipos de cáncer, pueden durar años y todos tienen que pasar por fases preestablecidas para garantizar la ética, la seguridad de los pacientes y la robustez de los resultados.
Estas etapas tienen distintas dinámicas internas (requieren más o menos personas, las dosis del medicamento son distintas, su visibilidad puede variar…), pero todas tienen su papel dentro de la investigación y todas requieren colaboración de pacientes para salir adelante.
¿Quién puede participar en los ensayos?
Las fases de los estudios se fundamentan en tener una base de personas voluntarias. Estas, al contrario de la creencia popular, deben padecer la enfermedad y tienen que cumplir una serie de requisitos señalados en el protocolo del estudio. Dicho de otra forma: no todos los pacientes pueden entrar en todos los ensayos clínicos.
Una vez dentro, los voluntarios estarán en contacto estrecho con el personal médico para poder informar sobre cualquier efecto del tratamiento y para tener un seguimiento exhaustivo de su evolución. Los pacientes pueden abandonar el ensayo en cualquier momento sin que esto afecte a su asistencia sanitaria posterior.
¿Son seguros los ensayos clínicos?
La seguridad de los voluntarios es lo más importante en un ensayo clínico. Y esta se garantiza desde el principio: incluso antes de ponerlo en marcha, el diseño del estudio es evaluado por autoridades sanitarias y por un comité de ética con perfiles diferentes - desde médicos hasta abogados, pasando por representantes de los pacientes. Posteriormente, durante el desarrollo del ensayo, hay una fase específica en la que se recogen datos adicionales sobre la seguridad del tratamiento.
La existencia de estas garantías no significa que no haya riesgos, como que el fármaco no sea efectivo. Sin embargo, la oportunidad de acceder a un nuevo tratamiento antes que el resto de la población y de ayudar tanto a los pacientes presentes como a los futuros participando en la investigación pueden ser razones suficientes para plantearse entrar en un estudio clínico si se cumplen los requisitos.
¿Cómo se pueden encontrar ensayos clínicos?
La primera puerta de entrada en un estudio para un paciente es consultar al personal de oncología que le trata habitualmente. Si no tuvieran esta información, la persona interesada puede buscarla en fuentes seguras y confiables, como GEICAM o páginas de otros laboratorios y fundaciones. También puede acudir a asociaciones de pacientes de cáncer de mama metastásico, donde no solo le asesorarán sobre los ensayos clínicos disponibles, sino que le acompañarán en el proceso y en la convivencia con la enfermedad.
La investigación es el camino para lograr que el CMm llegue a cronificarse y que los pacientes puedan mejorar y alargar su vida. Ya sea a través de ensayos clínicos u otras herramientas, apoyar la labor de los investigadores es clave para conseguir que las personas que padecen la enfermedad sigan logrando sus metas.