El cáncer de mama masculino sigue siendo un gran desconocido, ya no solo para la población, sino también para los pacientes. La concepción de que el CM es una enfermedad de mujeres hace que el estigma sobre los hombres que lo padecen siga vigente, que estos no puedan detectarlo a tiempo y que la investigación respecto a su desarrollo no sea tan extensa. Dicho de otra forma: el silencio alrededor del cáncer de mama masculino empeora el pronóstico de los pacientes y hace que lo que no sabemos sobre él sea, en muchos aspectos, más de lo que sabemos. Hoy ponemos en foco en los datos que faltan sobre la enfermedad para concienciar de la importancia de seguir dando pasos adelante en investigación.
No sabemos cuál es la incidencia real
Cuando nos referimos al cáncer de mama masculino, decimos que tiene una baja incidencia relativa respecto al CM en mujeres. Y, aunque esto es cierto, la verdad es que es difícil compararlo cuando no se tienen datos completos sobre cuántos hombres sufren cáncer de mama en España. Las cifras utilizadas provienen de otros países como Australia, que reporta una incidencia del 3%; Portugal, en el que el último registro devolvía un 1,2%, o Uganda, país que llega a informar de una incidencia del 6,3%.
La diferencia tan grande entre estas estimaciones, unido a la dificultad que presentan los hombres para acudir al médico, hace que sea muy posible que el cáncer de mama masculino esté infradiagnosticado y su penetración en la población, infravalorada.
Para poder remediar esta falta de información y el uso de datos obsoletos, el grupo GEICAM de Investigación y la Asociación Española de Cáncer de mama masculino (INVI) han impulsado el Registro Nacional de Cáncer de Mama en el Varón que pretende recoger de los hospitales datos sobre los casos de los últimos 10 años y que, con los primeros datos que ha arrojado, ya se ha convertido en una herramienta clave para avanzar en el conocimiento de la enfermedad.
No sabemos qué protocolos específicos seguir
La detección temprana es el primer paso para mejorar el pronóstico del cáncer de mama. Pero ¿conlleva el mismo proceso en hombres que en mujeres? ¿A qué especialista acudir para pasar por las pruebas de diagnóstico? Hasta ahora, las respuestas a estas preguntas han sido limitadas: la poca participación de hombres en ensayos clínicos y los pocos casos conocidos de CM masculino han llevado a que las pruebas, tratamientos y recomendaciones que se hacen a los hombres se hayan extrapolado de la experiencia con mujeres… sin tener evidencia científica sólida para afirmar que los tumores entre los diferentes sexos sean iguales. De hecho, ya hay algunos estudios que señalan que no es así.
Esta nueva información hace pensar que los protocolos usados hasta ahora en la detección y tratamiento del cáncer de mama masculino pueden no ser los óptimos para los pacientes. Una prueba tan común como la mamografía se vuelve complicada para los varones por tener menor volumen de mamas, o la autoexploración, recomendada y promovida entre las mujeres, es desconocida en el caso de los hombres.
Lo que sí sabemos: el papel de la genética y de la investigación
La falta persistente de información en estos ámbitos de la enfermedad no significa que sea una total desconocida; hay datos que arrojan luz sobre algunas especificidades del cáncer de mama en hombres que han dado lugar a avances en el diagnóstico. Por ejemplo, la relevancia del factor genético en los casos de pacientes masculinos - el 18% de ellos presentan una mutación en los genes de riesgo, frente al entre 5 y 10% de mujeres – ha puesto de relieve la importancia de las pruebas genéticas para la prevención y la detección temprana.
Por estos descubrimientos, queda claro que la mayor certeza respecto al cáncer de mama masculino es que la investigación es el único camino para lograr más conocimiento y de mejor calidad para poder aplicarlo en mejorar el día a día de quienes conviven con la enfermedad. Todos podemos apoyar a una labor tan esencial compartiendo lo que se sabe sobre el CM en hombres, concienciando sobre sus síntomas y exigiendo más recursos para los investigadores. Aunque parezca poco, hacer visible la patología puede salvar muchas vidas.